Los Santos de la Sociedad (¿entraremos al cielo?)

San Nivel de la Cuba

 

¡Oh glorioso San Nivel de la Cuba, celeste Patrón de todas las asociaciones de motos y autos y padre de todos los carburadores, que durante vuestra vida jamás abandonasteis en la banquina a ninguno de cuantos acudieron a Vos!
 
Mirad la multitud de males que pesan sobre nosotros, y venid en nuestra ayuda (Ariaz Paz en mano); alcanzad del Señor socorro a los inundados, alivio a los ahogados, consuelo a los que se le zafó la rosca, protección a los desarmados, caridad a los incompletos, conversión a los Dell'Orto, tranquilidad a Linkert, y a Amal la salvación.

Sí, experimenten todos los efectos de vuestra tierna compasión, y así, por vos socorridos en las miserias de esta vida, nos reunamos con vos en la fundición (gris, bronce o aluminio), donde no habrá ni tristeza, ni lágrimas, ni dolor, sino gozo, dicha, tranquilidad y beatitud eterna. Amén.

Santa Válvula de Escape

 

A ti recurro, querida Santa Válvula de Escape, confiado en tu poder con Dios y tu buena voluntad para coger mi causa entre tus manos. Alabo y bendigo al Señor por darnos a ti como patrona de quienes padecen problemas de ajuste en las guias, asientos picados y escapes humeantes.


Confío firmemente que por medio de tu intercesión El me devolverá mi confianza en los rectificadores de válvulas, para que den la luz justa ya sea a un motor inglés como a un americano. Quiera El hablar a mi corazón y asegurarme: "Mi paz te doy. No dejes que tus resortes se rompan, ni las guias se agarren, o se gasten y tomen excesivo juego".


Ruega por mi, querida Santa Válvula para que mi confusión por las válvulas de los motores dos tiempos, cuatro tiempos o rotativos se clarifique. Amén.





Nuestra Señora de los Micrones

 

Oh poderosa Señora de los Micrones, llamada Medidora de los casos desesperados, socorredora en la última milésima, refugio y salvación en el error de paralaje, que conduce al abismo de la desesperación: con toda la confianza en tu celestial poder del Sistema Internacional de Unidades, recurro a ti en el caso difícil e imprevisto que oprime dolorosamente las piezas de mi motor.

Dime, oh Señora, ¿no me vas a ayudar con tu calibre?, ¿no me vas a consolar con el micrómetro? ¿Vas a alejar tu mirada y tu piedad de mi corazón, tan sumamente atribulado? ¡Tú también sabes lo que es errarle a la medida del perno, cortar un eje unos milímetros más corto y tener que volver a fabricarlo! ¡Tú que conoces la diferencia entre rosca Withwort y NF, ven en mi ayuda!

Habla, ruega, intercede por mí en el rectificador o el tornero para que no confundan milésimas de pulgadas y milímetros, que no me atrevo a hacerlo, y consígueme la gracia que deseo, que la válvula quede floja pero no tanto, que el perno entre ajustado en el pistón y un poco menos en la biela, que el buje de bronce colorado no se rompa y que el calisuar aún conserve su medida. Presentada es seguro que me escuchará: y yo me valdré de este favor para mejorar mi vida y mis costumbres, para salir a la ruta sin pensar: "¿aguantará esta porquería?"
 
 

San Perno de Pistón

 

Oh gloria de la nobleza mecánica! ¡Oh San Perno bendito! que en la flor de tu juventud, por obedecer a la inspiración del Señor, comenzaste a medir los elípticos de los pistones, y entendiste que la conicidad no es habladuría de talleristas de antaño. Tú fuiste muy regalado y favorecido de Nuestra Señora de los Micrones, y huyendo de las alabanzas de los hombres, volviste para darnos ejemplos de pistones de fundición, de aluminio y de quebracho colorado, de sufrimiento y constancia, para mostrarnos las diferentes olguras entre un cilindro refrigerado a agua y otro refrigerado a aire.


 Pues, ¡oh santo bienaventurado! rico y pobre, noble y humilde, casado y puro, llorado de tus padres, denostado de los rectificadores, desestimado de los mecánicos de motos chinas y honrado de los ángeles, abatido en la fosa y sublimado en el cielo, yo te suplico, San Perno dulcísimo, que por tus merecimientos y oraciones yo alcance del Señor la virtud de diferenciar un perno blando de uno duro y un calisuar alemán de uno argentino, de menosprecio de todas las cosas transitorias (en general chinas), y gracia para vivir encima de un vehículo como hombre peregrino de su patria. Amén.
 

El Indio pitudo

 

Indio Pitudo,

protéjeme de los falsos restauradores;

no me dejes en caer en la tentación de cromar más de lo necesario;

no permitas que el tornero demore más de un año;

energiza las partes eléctricas de mi motocicleta;

dame días secos para que el pintor pinte;

dale fuerzas al mecánico para levantarse antes del mediodia;

¿donde consigo el repuesto del carburador?;

una vez que tenga todo en mis manos

ayúdame a que las partes coincidan entre sí;

y por último:

ayúdame a pagar la cuota de la moto china.

Amén.