La vuelta al mundo en mi Royal Enfield (*)

Corría el año 1949 cuando el ex combatiente Sir Arthur Mac Dowell, luego de haber servido a las filas de la resistencia en la segunda guerra, decide embarcarse en nuevas aventuras y conocer el mundo. Cuando niño había plantado un árbol junto a su padre, Sir Frederic Mac Dowell, y sin saberlo había dejado un par de hijos en el vecino país de Francia. Solo le faltaba entonces escribir un li­bro. Decidido, compra una motocicleta en la vecina localidad de Birmingham, mas precisamente una Royal Enfield 500 J2, un vehículo ágil, veloz y económico que lo llevaría por los recondidos caminos del planeta. El libro se titularía: "La vuelta al mundo en mi Royal Enfield".

 

El sábado 27 de agosto de ese mismo año, decide tomar el pri­mer buque que salga del puerto de Londres, sin importar destino. Es así como se embarca en el buque "La Santa Milonguita", hacia un extraño país de nombre Argentina, del que solo sabía quedaba cerca de las Falklands.

Tras un largo viaje, desembarca el Miércoles 21 de Septiembre en Buenos Aires. Debido a que Mac Dowell se mareaba en los barcos le fue imposible comenzar su libro durante todo ese tiempo.

 

Luego de pasar los controles aduaneros y de cambiar sus libras esterlinas por unos raros billetes, intenta poner en marcha su Royal Enfield. Grande fue su desazón al comprobar que durante el transcurso del viaje le habían robado ambas ruedas. Pero para un hombre que había soportado los avatares de una guerra esto no era una traba.

Resuelto a continuar con el libro que aún no había comenzado, concurre a una casa de repuestos, y allí descubre que lo habían es­tafado. Los raros billetes tenían la cara de un caudillo patilludo, con la inscripción de Menem, del que nadie jamas había oído.

 

Los próximos diez años serían para Sir Arthur los peores de su vida, viviendo en condiciones infrahumanas y comiendo solo una vez por semana, con el fin de ahorrar y emprender su viaje. Con el di­nero necesario como para dar dos vueltas al globo terráqueo, el Lu­nes 6 de Julio de 1959, a las 09.30 hs. pone en marcha su Royal Enfield J2 y, tomando hacia el norte, comienza su tan ansiada aven­tura.

el ombú en San Nicolás
el ombú en San Nicolás

Mas al llegar a San Nicolás es nuevamente víctima de la viveza criolla. Tras compartir un asado con un par de parroquianos y de tomarse unos vinos, queda dormido a la sombra de un ombú. Al des­pertar por el frío, nota que solo le habían dejado los calzon­cillos, su vieja campera de guerra y la Royal Enfield, ya que los ladrones consideraron peligroso manejar en estado de ebriedad.

 

Tras revisar en los tachos de basura encuentra un pantalón, unas alpargatas y una remera negra que lo acompañaría hasta el fi­nal de sus días. Con la poca nafta que le quedaba consigue llegar hasta la ciudad de Rosario,  en donde busca un empleo.

la bella Giusepina...
la bella Giusepina...

El destino se comporta generalmente como se le da la gana. Ha­biendo conseguido trabajo en una panadería, se enamora de la hija de su empleador, la bella Giusepina Mastrantonio. Por supuesto su amor no le era correspondido, y Sir Arthur comienza a gastar todos sus sueldos en bombones y flores para la bella Giusepina. Luego de 8 años Giusepina acepta a Sir Arthur, mas en la noche de bodas, de­bido al exceso de peso provocado por los bombones y las facturas, Giusepina sufre un ataque cardíaco y debe recluirse en una clínica para recuperarse.

 

Los siguientes años nuevamente fueron duros para el pobre Sir Arthur. No solo debía gastar el poco dinero que ganaba en el pago de la clínica, si no que además el médico le había prohibido visi­tar a Giusepina para preservar su salud. Luego de 5 años de sufrimiento sucede lo peor. Giusepina ya recuperada decide casarse con su médico, Don León Pérez, y huyen ambos una fría tarde de Junio, dejando solo y entristecido a Sir Arthur Mac Dowell.

 

Con el corazón roto, Sir Arthur promete no volver a enamorarse y retoma la vieja idea del viaje por los 5 continentes.  Otra vez debe hacer sacrificios impensados para ahorrar el dinero necesario (Sí, otra vez), transcurriendo otros 10 años de su vida trabajando en una licorería.

 

Han transcurrido ya 35 años desde que Sir Arthur dejase el viejo continente para recorrer en mundo, el mismo tiempo que trans­currió para el francés Joseph Lammerten, uno de los hijos descono­cidos de Sir Arthur, que en el afán de conocer sus raíces y tras una intensa búsqueda llega a Rosario un caluroso y húmedo 15 de Enero de 1984

emotivo abrazo...
emotivo abrazo...

Tras un emotivo encuentro entre padre e hijo, ambos planean realizar aquel sueño del viaje alrededor del mundo; Joseph al mando de una Kawasaki Z 1300 y el viejo Sir Arthur en su querida Royal Enfield, que durante los 25 años que vivió en Rosario había queda­do celosamente guardada en la pieza que alquilaba, con solo 325,7 kilómetros recorridos desde que la comprase en Birmingham.

 

Hechos todos los preparativos para el viaje, y estando padre e hijo montados sobre sus motocicletas listos para partir, aparece el nefasto William Hudson, tátara tátara tátara nieto del homónimo William Hudson, quien jurase ante el diablo terminar con todos los del clan Mac Dowell sobre esta tierra. En el preciso momento en que ponen en marcha sus motos, William Hudson, al grito de "¡Al fin te encuentro Mac Dowell!!!", dispara un tiro certero que impacta en la espalda de Sir Arthur Mac Dowell, mas precisamente en el omoplato izquierdo.

 

Joseph al ver a su padre en el suelo, y creyéndolo muerto, inicia la persecución de William Hudson para tomar venganza. Mien­tras tanto un borracho se acerca al herido Sir Arthur, quien ya moribundo y confundiéndolo con su hijo le dice:

"...quiero que me prometas..."
"...quiero que me prometas..."

"Joseph, quiero que me prometas que nunca venderás esta moto, y que realizarás por mí el viaje alrededor del mundo que no podré hacer. . . En la cajuela de herramientas esta la 1er y única hoja del libro "La vuelta al mundo en mi Royal Enfield", que cuenta mi viaje desde Buenos Aires a Rosario; quiero que sigas con el libro y que algún día se lo leas a los nietos que ya no podré conocer..., también quiero que esparzas mis cenizas por las carreteras del mundo...".

 

Las últimas palabras del viejo Sir Arthur fue la famosa frase por la cual hoy todos lo recordamos:   "Me duele el omoplato...".

 

El borracho, ni lerdo ni perezoso, tomó los ahorros y el bolso con las ropas del difunto Sir Arthur, no así su motocicleta ya que consideró peligroso manejar una moto tan vieja.

 

Joseph nunca pudo alcanzar a William Hudson. Luego de enterrar a su padre, regresó a Francia donde abrió una zapatería, no sin antes vender la Royal Enfield J2 a la chatarra, ya que consideró que esa moto vieja no servía para nada.

 

 La Royal Enfield fue a parar a los hornos de Acindar en Villa Constitución, junto con la única hoja del libro "La vuelta al mundo en mi Royal Enfield" y con todos los sueños de Sir Arthur Mac Dowell.

 

El borracho gastó los pesos en vinos, y fué vendiendo de a po­co las prendas del viejo Sir Arthur, cambiando la remera, las al­pargatas y la vieja campera de Sir Arthur por un litro de tetra-brick a quien ahora escribe esta historia.

 

Feliz cumpleaños Lord Guilligan.

(*) Este fue, quizás, el primer texto que dio origen a La Sociedad de los Motores Muertos. Fué entregado junto a un par de alpargatas viejas, y una campera agujereada en el omóplato con la inscripción "Royal Enfield" en su espalda...